lunes, 19 de octubre de 2009

19º Capítulo. Libro de Paloma


Libro de Paloma.

Jun no se cansaba de hablar conmigo y eso me tenía en las nubes. Tampoco tenía reparo en presentarme a sus amistades ni a los otros miembros de Arashi, cosa que en más de una ocasión hizo que me mordiera los labios para no gritar (porque de seguro lo espantaba de una). Además, las cosas estaban mucho mejor que cuando habíamos llegado, en la mesa para seis personas estaban sentados Oguri Shun, Maki Horikita y mi dulce y más linda cantante Otsuka Ai… no podía dejar de sonreír, aunque en mi interior algo me dijera que me faltaba algo porque no estaba plenamente feliz, pero ese molesto sentimiento desapareció tan pronto como llegó cuando Otsuka Ai me invitó a su concierto al día siguiente.
-¿De verdad? –le pregunté porque pensé que no había oído muy bien.
-Sí, y puedes llevar a alguien si quieres –me dijo sonriendo.
Qué linda era, y su voz al hablar era tan clara como cuando cantaba y no podía aguantar las ganas de estar ya en su concierto.
-¿Y qué canciones vas a cantar? –le pregunté. Ella sonrió y se tomó las manos encima de la mesa.
-Eso es sorpresa… -Yo hice un mohín, pero luego sonreí porque no era posible que estuviera enojada luego de tener a mis artistas favoritos sentados en la misma mesa que yo. Eso no se podía… De nuevo sentí ese molesto cosquilleo que me decía que para ser completamente feliz me faltaba algo que no estaba en la mesa, pero como la vez anterior, lo deseché rápido. No era posible que deseara algo más si lo único que quería era estar con mis estrellas japonesas preferidas sentadas en la misma mesa que yo.
-¿A sí que venías con Tohoshinki? –me preguntó Maki.
-Sí, mi hermana se ganó un premio y yo la acompañé.
-Wow… ¿y hasta en Inglaterra los conocen?
-M. –le dije.
-¿Y a ti te gustan?
-Claro –le contesté. Maki me sonrió y se llevó a la boca un poco de comida, iba a imitarla, porque lo que me habían servido estaba muy rico pero noté que Shun me miraba sin pestañear. -¿Pasa algo?
-Te llaman –me dijo.
-¿Eh?
Shun entonces apuntó detrás de mí y yo me volví esperando si no ver a una de mis hermanas o a alguno de los chicos, pero quien me llamaba era Jae y no entendí porque no se había acercado a conversar directamente conmigo.
-¿Vas a ir? –me preguntó Jun mirando paulatinamente a Jae y luego a mí.
-No. Creo que me está molestando solamente.
-¿Jaejoong te molesta? –preguntó Maki sorprendida.
-Ejem, no es eso –respondí rápidamente. –Es sólo que no creo que tenga nada importante que decirme.
-Pero te sigue llamando –me dijo Shun.
No quise mirar hacia atrás, pero percibía muy bien la intensa mirada de Jae a mis espaldas.
-Deberías ir, -me aconsejó Otsuka Ai. –Si te está llamando es por algo.
Claro que sí, era sólo para arruinarme la noche dado que no le había prestado la más mínima atención desde que me habló por última vez en la limosina. Miré a cada uno de los presentes sentados en la mesa y no quise levantarme de allí nunca más. Aunque al día siguiente estaba invitada al concierto de Otsuka Ai, y Jun me había prometido que me escribiría a mi mail, y Maki me dijo que me mandaría un DVD con su último dorama y Oguri Shun me prometiera una foto antes de que se terminara la velada, no quería ponerme de pie y separarme de ese grupo maravilloso de personas con las que estaba conversando alegremente. Jae me las iba a pagar.
-Bueno, -escuché que decía una conocida voz a mis espaldas. –Veo que con la vista no entiendes.
-Si ya me estaba levantando –le dije arrugando la cara. –Espera sólo un momento.
Me despedí de cada uno de los presentes, poniendo especial cuidado en Jun y en Otsuka Ai.
-Espero verte mañana –me dijo ella cuando me despedí. –Sólo di tu nombre en la entrada y ellos te dejarán pasar.
-Nos vemos allí –dijo también Jun.
-Paloma… -me llamó Jae fastidiado.
-Si ya voy.
Miré de reojo al chico y entonces se me ocurrió una manera de vengarme aunque no era la que había pensado. Le presenté a cada uno de los que estaba conmigo en la mesa y él tuvo que quedarse unos minutos más ya que primero se disculpó por ser tan poco cortés y luego respondió a las usuales preguntas entre las estrellas… (Como si yo supiera cuáles eran las usuales preguntas que se hacían entre ellos). Cuando terminó de conversar, luego de más de quince minutos, nos despedimos definitivamente de las personas y fue entonces que me llevó volando fuera de la vista de todos los que habían asistido a la fiesta.
-¡¿Se puede saber qué pasa contigo?! –le espeté.
Hero no se detuvo para contestarme si no que se limitó a tomarme más fuerte de la mano y a caminar más rápido. Entonces vi pasar a Daniela con Max de la mano, ambos muy rojos, los cuales no nos tomaron la más mínima atención cuando caminamos a menos de 50 centímetros de ellos. Puaj, enamorados, me dieron ganas de vomitar y agradecí que se fueran tan rápido de mi vista. Entonces cuando Hero dobló a por una esquina vi a mi hermana Nyzia c0n un pañuelo cubriéndole la mano mientras conversaba no muy alegre con Kingone. Iba a acercarme a ella, pero Hero me hizo pasar por otro lado por lo que mi hermana no me vio. ¿Qué habría pasado entre Nyzia y Xiah?
-No preguntes –me dijo Jae sin mirarme. –Yo no lo sé.
-No he preguntado nada.
-Sólo basta mirarte la cara.
-Tú siempre crees que sabes todo… -le dije enojada.
No me contestó y siguió caminando cosa que me hizo ponerme nerviosa de pronto. Ya no sentía esa sensación de vacío y cuando comprendí que era porque Jae estaba conmigo no entendí mucho. Él estaba enojado conmigo o eso me había hecho creer en la limosina al decirme todas esas cosas pesadas, además no me había hablado en toda la noche aunque sólo hubieran pasado tres horas desde que habíamos llegado al salón de la fiesta y más encima ahora me hablaba igual de pesado que antes. Me hizo caminar por otro pasillo en donde no se veía mucha gente como en los otros pero tampoco estaba tan vacío. Los japoneses que estaban por esos lugares no nos prestaron mayor atención y sólo me asusté cuando vi a Belén pasar muy feliz tomada de la mano del líder lo que me dio mala espina. No entendía qué les había hecho la fiesta a mis hermanas. Bueno aunque lo de Daniela era de esperar, lo de Nyzia no, yo sabía que mi hermana se moría por Xiah y que de pronto, teniendo la oportunidad de estar con él se fuera de pronto con Kingone (por muy guapo que el chico fuera) no era algo normal en mi hermana. Y ahora Belén de la mano de U-Know… ¿¡Es que el mundo se había vuelto loco!? ¿Quien en su sano juicio andaría con mi hermana luego del espectáculo de borracha vulgar que había dado hace dos días? Tal vez le había hecho algún maleficio al líder y yo tenía que advertirle a alguno de los miembros y…
-No pienses con la cara –me volvió a repetir Jae.
-Ese no es tu problema –le dije ya medio harta de que molestara porque en mi cara se reflejara lo que pasaba por mi cabeza. –No te metas.
-Pero estás con cara de espía, si quieres averiguar cosas sobre tus hermanas hazlo en otro tiempo.
-Tú que sabes… -le respondí con mi mejor tono de picada para que no supiera que me había sorprendido. Lo había conocido hace menos de dos días y ya sabía qué clases se cara ponía… algo raro pasaba con este sujeto y ya me estaba hartando su manera de ser. Me detuve de pronto y Jae casi se cae, lo que no me importó para nada.
-Camina –me dijo tirando de mi brazo.
-Dime hacia donde vamos primero –le exigí.
-No tengo porqué.
-Entonces no tengo porqué ir contigo –le dije tratando de soltarme de su mano.
-Tienes que venir conmigo –me dijo ahora con tono suplicante, pero yo no me iba a dejar convencer tan fácil, aunque debo reconocer que al escucharlo hablar de esa manera me dieron ganas de darle lo que pedía sin respuestas a cambio.
-No me puedes obligar.
Jae se giró hasta quedar frente a mí y me sonrió.
-¿Cuánto apostamos a que puedo?
-¿Eh…?
Jae entonces me tomó de la cintura y me puso sobre sus hombros cargándome como si fuera un saco, y recién me di cuenta de que ya no había nadie más cerca y de que si gritaba eran escasas las posibilidades de que alguien me escuchara a menos que fuera una cucaracha que por casualidades de la vida anduviera caminando por los pasillos.
-¡Bájame! –le ordené.
-Te dije que podía obligarte –rió.
-Jae bájame… -le dije ahora sintiendo que iba a morir de la emoción en ese momento. No entendía esa clase de sentimientos tan repentinos que invaden en esos momentos el corazón de una mujer. Por una parte me moría porque siguiera cargándome y por otra lo odiaba por hacer lo que quisiera y salirse con la suya.
Jae no me dijo nada más y siguió conmigo a cuestas –como si no pesara nada –hasta que llegamos a un lugar medio oscuro que me dio escalofríos. Jae entonces me bajó y se limpió la frente llena de sudor.
-Creía que tenían que salir bailando.
-Eso es más rato…
-¿Cuánto dura esta fiesta?
-Hasta las dos de la mañana, aunque no creo que nos quedemos hasta esa hora.
-Oh.
Me quedé mirando hacia todos lados porque no encontraba ningún punto de referencia por si pretendía escapar y además que todo estaba un poco oscuro. Jae se enderezó y me quedó mirando.
-¿Contenta? –me preguntó.
-¿Qué dices…? –Inquirí yo porque no sabía si la pregunta iba enserio o era pura ironía.
-Que ya debes estar feliz.
-¿Y eso porqué sería si puedo saber? –levanté mi ceja derecha lo más que pude para hacerle entender que de contenta no tenía nada.
-Estás conmigo.
-¿Y…? –mi rostro seguía en la misma expresión cosa que hizo que Jae dudara de lo que estaba diciendo. Obviamente lo que me proponía.
-No estás contenta.
-¿Qué crees sabelotodo?
Me apoyé en la pared más cercana y me saqué los zapatos que ya me tenían los pies hinchados de lo incómodo que eran. Jae se rascó la cabeza como si todavía no entendiera lo que estaba pasando, y para ser sincera ni yo comprendía lo que pasaba por su rara mente. Me miró y luego de un rato se acercó a mí y se agachó hasta quedar a mi altura lo que me puso un poco nerviosa… bueno, para que estamos con cosas, me puso roja de un sopetón e hizo que mi mente se plagara de imágenes de yo y él… y de él y yo… y…
-¿Ves que estás contenta? –me dijo sonriendo.
-¿Puedes explicarte mejor? –le pedí porque su manera de hablar me estaba hartando.
-Es simple chica, estás contenta.
-¡Deja de decir eso! –le espeté. Jae se enderezó un poco y se sentó en un sofá que había cerca de allí. –Jae, por favor, explícate. ¿Qué es todo esto de contenta y de estar contigo y… qué demonios pasa?
-¿Viste a tus hermanas? -me preguntó.
-No cambies el tema.
-No lo hago, sólo responde, ¿las viste?
-Uh-uh –le dije mientras me masajeaba los pies. –Pero no entiendo, yo…
-Cada una la estaba pasando bien.
-¿Y…?
-La estaba pasando bien con el chico que les gusta ¿no? –entrecerré los ojos porque más o menos comprendía al punto que quería llegar pero preferí una explicación más directa.
-Sí, eso creo. Aunque no sé porqué Nyzia estaba con Kingone si tú y yo la vimos… bueno la vimos con Xiah y…
-Eso tampoco lo entiendo, pero ese no es el punto.
-¿Y cuál sería entonces?
-Que yo pensé que a ti también te gustaría pasarla bien con la persona que te gusta.
Oh, de eso se trataba… O sea, que señor don Jaejoong, alias miembro rico de DBSK, alias mi cómplice, alias el señor de los mp4 y llorón de nacimiento quería estar conmigo esta noche porque a mi me gustaba y él quería que yo fuera feliz… (Léase esto con tono de ironía por favor).
-Y según tú –le dije avanzando de manera teatral hacia él (onda Carlos Pinto) –yo desebaba estar contigo porque tú eres la persona que me gusta… ¿no?
Jae levantó rápidamente la vista y tragó saliva.
-¿P-por q-qué hablas así…?
-¿Así cómo?
-Tan terrorífica… Paloma…
Yo sonreí como había visto que Merlina Adams lo hacía en la película y me agaché hasta quedar frente a él.
-¿Tú crees que no estaba feliz? –le pregunté sin separar mis dientes por lo que mi tono sonó más frío que antes. Jae me quedó mirando con los ojos muy abiertos y de nuevo volvió a tragar saliva, pero antes de que hablara yo le dije: -¿crees que ahora soy más feliz? ¿Lo crees?
-Bueno, yo…
-Oh, no se equivoque señor Jaejoong, sí estoy feliz, o sea… qué mejor que tener al chico más apuesto de Tohishinki como perrito asustado frente a mí…
Jae cambió entonces su expresión como si algo que yo hubiera dicho lo despertara y me tomó de los hombros muy fuertes haciendo que retrocediera.
-No estoy asustado –me dijo cuando me puso contra la pared. –Es sólo que por un momento creí…
-Da lo mismo –le dije dejando mi papel de oscura de lado. –De todas formas ya arruinaste mi noche.
-¿Pero qué dices? ¡Estás conmigo! –exclamó sin creer lo que yo decía. Levantó los brazos como demente y se golpeó el pecho. –Yo te gusto ¿no? Tú me lo dijiste cuando estábamos en la Rueda de la Fortuna… ¿lo recuerdas?
-Tú sacaste conclusiones propias, yo nunca dije que sí…
-Pero, tú… -Jae volvió a ponerse muy cerca de mí que hizo que de pronto perdiera el ritmo de respiración y su aliento me llegó muy fuerte en la cara. Genial. –Tú no lo negaste.
-Tampoco dije que sí… ¿te puedes correr?
-Entonces no te gusto.
-¿Qué te hace creer que sí?
-Me miras mucho.
-Siempre miro a las personas que me parecen atractivas, dime que tú no haces lo mismo.
-Pero me miras diferente.
Rayos…
-Eso es lo que tú crees…
-Estás nerviosa, lo puedo sentir…
Cálmate Paloma, controla las ganas de abrazarlo, vamos, tú puedes, cualquier cosa es mejor que confesarle que tenía razón…
-Estoy nerviosa sólo porque estás muy cerca de mí, nada más.
-No niegues…
-Deja de creer cosas que no son… además si empezamos con sospechas, tú eres el que siempre me busca. ¿Qué debo pensar entonces?
Jae abrió la boca para decirme algo pero no pudo porque mi “linda” hermana mayor justo nos interrumpió.
-¡Paloma!
De pronto Jae dejó de estar cerca de mí y sentí un aire helado colarse por todos mi cuerpo. Belén lo había apartado de un manotazo y se ponía delante de mí como si yo necesitara protección.
Le gritó algo a U-Know que venía con ella y el líder miró a Jae con desaprobación.
-No hacíamos nada –le dije.
-Cállate Paloma, ¿no sabes lo que diría la prensa si los hubiera visto así?
-Pero no nos han visto, así que…
-Te callas. Nos vamos ahora.
Belén le dijo algo a U-Know y de paso parece que insultó a Jae para luego llevarme volando de vuelta al salón principal. De pasó sacó a Nyzia de su conversación con Kingone (sin importarle que nosotras no fuéramos hermanas) y alejó a Daniela de Max. Yo no tenía ánimos de pelear, no luego de ver a Jae titubear respecto a sus intenciones, porque eso había hecho…
Ahora iba de la mano de mi hermana, alias la ogro, alias Shrek, alias mala… de vuelta a la casa en donde seguro gritaría como loca. Lo bueno de todo esto es que no estaba ni por ahí con escucharla porque lo único que tenía en la mente eran las palabras de Jae al decir: Estás conmigo…

19º Capítulo. Libro de Nyzia


Libro de Nyzia.

No tenía nada de hambre. La comida frente a mí me parecía repugnante y no porque no tuviera hambre, si no porque la situación a mi lado no era la mejor y más factible para comer. No tenía tiempo de pensar en llevarme alimento a la boca cuando Junho a mi lado se estaba comportando de manera muy rara y Xiah no se daba cuenta porque hablaba por teléfono con su madre.
Esperaba que Belén llegara pronto, que me sacara de esta situación y que le dijera a Junho que yo estaba con su hermano, que no era correcto lo que hacía… bueno, estos son los hechos.
Cuando bajamos de la limosina, luego de un hermoso viaje en el que Xiah no dejó de hacerme cariño y repetir la palabra beautiful muchas veces, tuve que prepararme para cumplir mi papel como la novia extranjera de Junho. Antes de bajarse, Xiah me dio un beso fugaz en los labios para darme ánimo y se despidió de mí. Junho entonces bajó y me ofreció la mano ayudándome a descender de la limosina. Entonces sentí eso que mi hermana Belén decía, la palabra divina y el sexto sentido que me hacía pensar que lo que hacía no era correcto. Miré a Junho rápidamente porque estaba segura de que la sensación provenía desde que le había tomado su mano. Entonces el hermano gemelo de Xiah me guiñó un ojo y me dijo algo en coreano que no me gustó para nada. No es que quiera dejarlo mal, para nada, pero la verdad es que me dieron ganas de correr detrás de Xiah y decirle que su hermano estaba raro conmigo, que me miraba más de la cuenta y que la forma de acariciar mi mano no era la correcta, independiente de si tenía que actuar como mi novio… Junho me sonrió y me hizo avanzar tirando de mi mano mientras yo no perdía de vista a Xiah quien conversaba con la prensa, con una mirada de súplica… y luego me di cuenta de que no podía andar así por la alfombra roja, era la novia de Junho invitada a compartir con gente famosa… o sea, tenía que cambiar mi actitud por el bien de los chicos.
Me quedé callada mientras caminaba hacia la entrada en compañía de Junho e iba a rogarle con la mirada a Xiah que me diera sólo unos segundos para hablar con él… o buscar a mi hermana mayor para que me salvara o…
La gente se quedó mirándome como si fuera una visión alienígena de la vida. Junho me tomó más fuerte de la mano porque de repente me dieron ganas de darme la media vuelta e irme. Vi a Belén poniéndose de pie para luego sentarse rápidamente con un chico que no reconocí pero que me dio mala espina igual porque no era Yunho, que es con quien ella debía estar. También vi a Daniela, pero ella no pareció percibirme porque estaba pegada mirando a Mike He y a Joe Cheng, mientras Max la miraba muy frustrado. Paloma me dirigió una mirada discreta y recordé que ellas, esa noche, no eran mis hermanas y me sentí más sola que nunca.
Las personas que se quedaron mirándome (cosa que no entendí) luego de un rato dejaron de hacerlo y volvieron a lo suyo. Una persona se acercó a nosotros tres, porque gracias a Dios Xiah ya había llegado junto a nosotros con lo que el agarre de la mano de Junho se aflojó un poco, y nos indicó nuestra mesa. Xiah se sentó sin dejar de mirarme, cosa que me puso muy tranquila, y Junho abrió una silla para mí. Nos sirvieron al rato, pero al mirar la comida y lo nerviosa que estaba no pude pobrar bocado. Xiah notó mi malestar y me preguntó con la mirada si algo andaba mal, pero Junho se apresuró a decirle algo con lo que su hermano se quedó más tranquilo.
Bufé desesperada porque Xiah se diera cuenta de las cosas, pero para más remate lo llamaron por teléfono y ya no me prestó la atención suficiente como para darse cuenta de lo incómoda que estaba.
Junho me miraba fijo cosa que me ponía nerviosa en suma manera, traté de pensar en algo más, en algo me llevara a otra galaxia porque estaba segura de que si pasaba más de cinco minutos pendiente de lo que él me hacía iba a terminar escapando lejos de todo eso. Entonces pasó junto a nuestra mesa la cantante Shakira, no es que ella me gustara, pero la mayoría de sus canciones eran muy lindas y me traían recuerdos de cuando era pequeña. Me acomodé dispuesta a levantarme pero la mano de Junho me retuvo fuerte. Lo miré con indignación al mismo tiempo en que Xiah cortaba el teléfono.
-Voy a ver si puedo hablar con ella –dije en español. Y muy rápido me solté de la mano de Junho quien tenía un anillo puesto que hizo que me hiriera la palma de la mano, pero no regresé. O era conversar en español con alguien además de mis hermanas o era quedarme nuevamente junto a Junho el cual me daba más miedo a cada instante que pasaba.
Caminé detrás de Shakira por más de un minuto sin atreverme a hablar con ella y cuando finalmente iba a hacerlo, o sea, que estiré mi mano para tocarle el hombro una persona pasó rápidamente empujándome hacia el lado haciendo que le manchara el terno con la sangre que tenía en la mano.
-Sorry… -dije mirando la enorme mancha roja que había en la chaqueta de la persona. Me sentí fatal, en especial porque me daba cuenta de que no la estaba pasando para nada bien en la fiesta y más encima el hermano de Xiah era muy fresco.
-No te preocupes –me dijo la persona con voz masculina en castellano.
-¿Eh?
Levanté la vista y tuve que apoyar mi pie izquierdo hacia atrás cuando me di cuenta de que era Kingone, actor taiwanés muy sexy quien me gustaba mucho. Al principio no podía creer lo que estuviera pasando, ¿a caso me había hablado en español? ¿Un chino? ¿A mí?... ¿en español?
-Yamapi me dijo que eras mexicana, ¿es cierto?
Abrí la boca para responder algo pero no me salió palabra… ¿mexicana… yo? Esto sólo debía de ser obra de Belén, la reina de las mentirillas blancas. Miré a Kingone que seguía sonriendo y entonces cambié mi expresión a arrepentimiento y me concentré en mi “acento” mexicano.
-De verdad lo siento, no, no sé como recompensarte, yo…
-Vamos a platicar, ¿te parece? –me preguntó.
Instintivamente miré hacia atrás, a la mesa que compartía con Xiah y su horrible hermano, ambos me observaban pero yo no podía volver aunque mi corazón me estuviera pidiendo a gritos que me sentara frente a ese chico tan hermoso que cantaba como ángel… con tristeza volví la vista hacia Kingone y asentí.
-Vamos –le dije.
Tal vez Xiah me odiara, pero podía aclarar las cosas luego, ahora no volvería junto a Junho por nada del mundo. A demás, estar con Kingone no iba a ser del todo malo, o eso esperaba.

19º Capítulo. Libro de Daniela


Libro de Daniela.

Max estaba sentado frente a mí sin dejar de mirarme. Estaba nerviosa, y él lo notaba y sabía perfectamente que no era por su causa. Que el hecho de que quisiera sentarme allí no era porque la vista era mejor, ni tampoco el sentarme en este lado era para vigilar a Paloma con Jun. También sabía que me reía nerviosa no porque estuviera con él en una especie de cena y sabía que era por el chico de la mesa del lado. Bueno, de los chicos.
Mike He y Joe Cheng hablaban en su idioma mientras comían lo que nos habían servido a todos lo que estaban en el salón principal a esa hora. Yo trataba de no mirarlos, más era por respeto a Max que estaba frente a mí notablemente enfadado que por gusto, pero que si hubiese sido por mí estaba toda la velada con los ojos pegados en sus rostros.
-Si quieres te los presento. –Me dijo Max.
Yo, que había estado los últimos cinco segundos pendiente de la carne que Joe se había llevado a la boca, me volví rápidamente hacia Max y me sonrojé.
-No es necesario, no quiero…
-No me mientas, Daniela. –Me dijo serio. Levantó las cejas y les echó una mirada a los actores taiwaneses sentados junto a nosotros. –Yo puedo presentártelos, no tengo problema.
-Ya te dije que no, caramba.
Max me quedó mirando un momento y luego bebió de lo que había pedido. Me sentí muy mal y me acerqué a él estirando uno de mis brazos para alcanzar su mano más cercana.
-No te enojes –le dije.
-No estoy enojado.
-Bueno, -le dije sonriendo. –Pero quiero que sepas que esta noche sólo existes tú.
-Por supuesto –respondió sarcástico.
-Lo siento Changmin, -le dije. –La verdad es que ellos me encantan, para qué te voy a mentir, pero yo ya estoy junto a ti así que…
-Así que no te queda de otra que observarlos arrepentida, qué bonito.
-Ya basta –le dije. –No quiero que te sientas mal, y de verdad lo siento. ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?
Si me decía que me alejara de los dos chicos junto a nosotros, lo encontraba muy difícil, porque no dos veces en la vida se está tan cerca de bellezas como ellos, es decir… ¡eran Mike He y Joe Cheng por Dios! Me encantaban desde hace más tiempo que el mismo Max… aunque él también tenía razón. Estaba en esta fiesta por ellos, para que él me cuidara y a su cargo. Belén me veía sola por los pasillos en compañía de otros chicos aunque estos fueran, vuelvo a repetir ¡Mike He y Joe Cheng!, no le iba a gustar nada la idea, y menos a mi Max.
-Vamos afuera. –Me dijo.
-¿Eh? –le pregunté sin entender.
-Vamos para afuera…
-¿Y para qué…?
-¿No quieres ir?
Entrecerré mis ojos justo en el momento en que veía que Micky se acercaba a nuestra mesa luego de que se hubiera ido del salón en compañía de U-Know. Max miró a su compañero y puso cara de fastidio.
-¿Molesto? –preguntó cuando se sentó.
-No / Sí –respondimos Max y yo al mismo tiempo.
Le lancé una mirada a Max para que fuera menos pesado con Micky pero no me pescó. Yoochun entonces se limitó a mirarme y sonrió.
-¿Has visto a tu hermana? –me preguntó.
-¿A cuál? –inquirí yo a mi vez. Micky se puso a reír y se pasó la mano por la frente.
-A la mayor –me dijo.
-Ah…
La verdad es que no la había visto desde la habitación. Miré a Micky y levanté los hombros sintiéndome culpable.
-La verdad es que no…
-Está conversando con el enemigo nº1 –respondió Max sin mirarme. Me sentí mal, una porque el chico la estaba pasando mal por mi culpa y mis ganas de salir corriendo detrás de Mike y Joe, y otra porque noté la pena en su voz. Micky al parecer notó que los ánimos no estaban bien y se levantó.
-Voy a buscar a tu hermana.
-¿Y para qué sería…?
-Já… creo que luego les contará –y se alejó sonriendo. Entonces me levanté de la silla también.
-¿Me perdí de algo? –inquirió Max sin entender mi reacción.
-Me voy –le dije. No pude dejar de notar que Joe y Mike me miraban desde la otra mesa, pero yo ya había tomado mi decisión.
-No, pero tú… no puedes irte, no sabes cómo llegar a la casa…
-¿Y quien dijo que iría a casa?
-¿Eh…?
-¿No me dijiste que fuéramos fuera? Pues vamos.
Estiré mi mano y esperé a que el chico me la sostuviera. Max me miró por unos segundos pensando en no se qué y luego sonriendo de pronto tomó la mano y me condujo fuera del salón.
-Ah, pero tengo una condición. –Le dije alcanzándolo porque caminaba muy rápido y me llevaba casi volando.
-Siempre hay una trampa –dijo mirándome hacia abajo. Le sonreí picarona y puse mi mejor cara de pena.
-Tú… puedes… ya sabes, luego… más ratito, no pido que sea ahora… puedes tú…
-Quieres que te los presente ¿no? –Me pilló. Yo le sonreí traviesa.
-¿Puedes?
-Pff… -Max miró hacia el frente y luego de un rato elevó la comisura de la boca por lo que supe que estaba sonriendo. -¿De verdad eso es lo que quieres?
-Sí… por favor… Changmin… te lo pido…
-Entonces así será… pero antes…
Max me tiró hacia un resquicio detrás de una columna en donde nadie podía vernos y me besó. Yo sonreí mientras tenía nuestros labios juntos y le tomé la cintura. Bueno, si este era el precio a pagar por conocer a Mike He y a Joe Cheng… iba a pagarlos cuantas veces a Max se le antojara.